Generalmente, los docentes
nos encontramos saturados de contenidos y aprendizajes que cubrir y nos
concentramos más en las asignaturas que consideramos eje central (español y
matemáticas).
Desde mi punto de vista
particular, considero que frecuentemente olvidamos que la asignatura de
historia también puede ser un puente al análisis y al desarrollo del
pensamiento crítico, sucede que en el aula nos enfocamos a que los alumnos
conozcan la historia, sin permitir que exista un proceso de reflexión de por
medio que permita una comprensión de los procesos históricos y sus
repercusiones en nuestro presente.
Me pareció interesante la
manera de plantear la metodología situación-problema como un conflicto sociocognitivo, de búsqueda del saber a través de cuestionamientos
que permiten al alumno ser un constructor activo del propio conocimiento del
pasado.
Esta metodología permite cambiar un poco la
manera de concebir la asignatura, porque permite que se dé una
auto-socioconstrucción del conocimiento.
No se trata en sí de cambiar
paradigmas sino de modificar un poco el planteamiento con el que se tratan los
temas.
Al respecto es importante
mencionar que en ocasiones olvidamos la postura del alumno, es decir, qué tanto
interés despierta en ellos la historia. Resulta interesante la comparación que
se presentó, durante la discusión del tema, de la asignatura de historia con
las matemáticas: que precisan ser un reto para el alumnos y que además se pueda
resolver.
Entender esa utilidad de la
asignatura para desarrollar la auto-socioconstrucción del conocimiento, el
análisis, la reflexión, etc. impacta de manera considerable en nuestra práctica
porque ahora entendemos que podemos partir de la historia para desarrollar
competencias que considerábamos propias de otras asignaturas.